Jericó se encuentra ubicada en el valle de la ribera occidental del río Jordán, a 27Km de Jerusalén.
La ciudad de Jericó a aproximadamente 240 m. por debajo del nivel del mar Mediterráneo, posee un clima tropical, donde la vegetación era tal como las balsameras, la alheña, los sicómoros, etc.. Las rosas de Jericó siempre se destacaron como su exotica y natural belleza.
La antigua Jericó se elevaba muy cerca de las abundantes aguas llamadas en la actualidad Ain es-Sultãn, la fuente de Eliseo porque se cree que esta es la fuente que Eliseo sanó. La Jericó moderna, en árabe Er-Riha, se halla a 1,5 Km. al sureste de la fuente.
Entre 1907 y 1909 Ernst Selin y la sociedad Deutsche Orientgesellschaft iniciaron allí excavaciones sobre el montículo llamado Tell es-Sultan. John Garstang las continuó desde 1930 a 1936, quien descubrió la evidencia de los muros caídos, cuyos fundamentos no habían sido minados, sino que, como dice la Biblia, debieron ser derrumbados por los que ellos suponen un potente temblor de tierra; para ser reanudadas en 1952 por Kathleen Kenyon y por las escuelas de arqueología de Inglaterra y EE. UU.
En base a la revisión de Velikovsky y Courville, la destrucción de Jericó concuerda perfectamente con todos los detalles bíblicos de la destrucción y con los restos arqueológicos, y no se puede objetar a la identificación efectuada por Garstang en 1930-1936, ni a la fecha de 1400 a.C. La ciudad por aquel entonces era tan pequeña y estaba tan superpoblada que se habían construido casas en la parte alta de la muralla, por encima del espacio vacío entre las dos murallas. El muro exterior se hundió hacia afuera, y el segundo muro se hundió sobre el espacio vacío, arrastrando consigo todas la contrucciones que estaban encima.
De modo que los muros de Jericó cayeron de la manera en que la Biblia describe que cayeron, Dios los tiró !
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